Willka Kuti: Un Nuevo Amanecer para el Mundo desde el Corazón de los Andes
Cada 21 de junio, con el solsticio de invierno austral, los pueblos andinos, y en particular la nación Aymara, elevan sus brazos al Inti (sol) para recibir el Willka Kuti, el Retorno del Sol, o Machaq Mara, el Año Nuevo Aymara.

Cada 21 de junio, con el solsticio de invierno austral, los pueblos andinos, y en particular la nación Aymara, elevan sus brazos al Inti (sol) para recibir el Willka Kuti, el Retorno del Sol, o Machaq Mara, el Año Nuevo Aymara. Esta jornada sagrada no es solo una celebración ancestral, sino un profundo acto de conexión con la Pachamama (Madre Tierra) y el cosmos, un momento para renovar energías y proyectar esperanzas en el nuevo ciclo que comienza. En este 5533° año, la coyuntura global, regional y nacional nos invita a reflexionar sobre la pertinencia de esta sabiduría milenaria.
Un Ritmo Propio en el Escenario Nacional
En Bolivia, el Machaq Mara es reconocido oficialmente como feriado nacional, un símbolo potente del Estado Plurinacional y del valor de sus culturas originarias. Desde Tiwanaku, cuna de la civilización andina, hasta las comunidades más apartadas del altiplano y valles, miles de bolivianos y visitantes se congregan al amanecer para recibir los primeros rayos del sol, cargados de la energía que trae consigo este nuevo ciclo.
A nivel nacional, la celebración resuena en un contexto de persistentes debates sobre el desarrollo, la justicia social y la profundización de la autonomía indígena. El Año Nuevo Aymara se convierte en un recordatorio de que Bolivia posee una rica cosmovisión que ofrece alternativas a los modelos hegemónicos, promoviendo el "Vivir Bien" (Suma Qamaña) como un paradigma de equilibrio y armonía, fundamental ante los desafíos económicos y sociales que el país afronta, buscando consolidar su estabilidad y progreso con equidad.
La Región Andina: Resistencia y Resurgimiento
Más allá de las fronteras bolivianas, el espíritu del Willka Kuti se extiende por toda la región andina: Perú, Ecuador, Chile y Argentina. Es una fecha de reencuentro cultural y reafirmación identitaria para millones de indígenas. En la región, la última década ha sido testigo de un creciente protagonismo de los movimientos indígenas en la defensa de sus territorios, sus recursos naturales y sus derechos colectivos.
Frente a las tensiones geopolíticas, los desafíos climáticos y las desigualdades económicas que aún persisten en América Latina, las celebraciones del Año Nuevo Aymara y otras similares, como el Inti Raymi incaico, emergen como actos de resistencia cultural y propuestas de caminos alternativos. La sabiduría ancestral andina, que prioriza la reciprocidad (Ayni), la complementariedad (Yanantin) y el cuidado del entorno, ofrece lecciones valiosas para la construcción de sociedades más justas y sostenibles en un continente que busca consolidar sus democracias y reducir las brechas sociales.
Un Mensaje Universal en Tiempos de Incertidumbre Global
A escala mundial, el 21 de junio llega en un momento de profundos cambios y desafíos sin precedentes. La crisis climática global, con fenómenos extremos cada vez más frecuentes, nos urge a repensar nuestra relación con la naturaleza. Las tensiones geopolíticas, las migraciones masivas y la creciente desigualdad social exigen soluciones que trasciendan las fronteras y las ideologías.
En este panorama, la cosmovisión Aymara, con su profundo respeto por la Pachamama y su concepción cíclica del tiempo, resuena como un faro de esperanza. El Willka Kuti no solo invita a mirar el pasado para aprender, sino a proyectar un futuro donde la humanidad pueda convivir en equilibrio con su entorno. Es un llamado a la "descolonización" del pensamiento, a reconocer que no somos dueños de la tierra, sino parte intrínseca de ella.
Al recibir el sol, los Aymaras y todos quienes participan en esta celebración, nos recuerdan que cada nuevo amanecer es una oportunidad para renovar nuestro compromiso con la vida, con la comunidad y con el planeta. En un mundo fragmentado y convulso, el Machaq Mara 5533 es más que una fiesta; es una filosofía de vida, un eco de sabiduría ancestral que nos interpela a todos a buscar la armonía y a construir un futuro más justo y sostenible para las próximas generaciones.